La aprobación inicial de la ordenanza de ocupación de vía pública en Palma sigue generando polémica y posturas encontradas. Solo el equipo de gobierno (formado por PSOE, Mes y Podemos) parece totalmente satisfecho de un documento que provocará, dicen, que los transeúntes recuperen entre un cuatro y un doce por ciento del espacio público que hasta ahora está copado por las terrazas. La teniente de alcalde de Función Pública, Aurora Jhardi, dice que mañana se abre un periodo de un mes para presentar alegaciones por lo que prevé que la ordenanza se apruebe definitivamente en el pleno del consistorio palmesano en el mes de junio o julio. Espera seguir hablando con vecinos y restauradores porque “quiero que sea una medida consensuada por el mayor numero de personas”. Una medida de la que se habla desde hace muchos meses y que ha provocado un gran número de reuniones de la teniente de alcalde con vecinos de los distintos barrios de la ciudad y con las diferentes asociaciones de restauradores de la ciudad.
Los restauradores de Palma lamentan que la ordenanza apueste por la mano dura. Querían que la eliminación de las terrazas no fuera indiscriminada sino que se circunscribiera a las zonas con mayor saturación. Ademas, critican que se prohíban las microocupaciones, las pequeñas mesas que se colocan junto con un par de sillas para que la gente salga a la calle a fumar. El presidente de los restauradores del barrio de Santa catalina, Juan José Campos, dice que la ordenanza provocará probablemente el despido de más de 200 camareros. También critica que la inversión que hicieron en colocar toldos y cerramientos sea dinero perdido ya que el Ayuntamiento de Palma les obliga ahora a quitarlos.
Mientras los restauradores hablan de una reducción del número de terrazas que llega al cuarenta por ciento, el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Palma responde que se trata de una medida pionera que muchas ciudades españolas irán copiando porque cada vez más los ruidos y la falta de espacio molestan a los residentes.
Los vecinos de Palma están divididos. En algunos barrios parte de los residentes dicen que la presencia de las terrazas ha dinamizado la zona, alejándola del olvido y la falta de actuaciones municipales a la que estaban condenadas. Es más, defienden que parte de los propietarios de los barres y restaurantes viven en el barrio y que son los propios residentes los clientes de esos locales.
Aun así, la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma ve más bondades que inconvenientes en la reducción de terrazas. Su presidente, Joan Forteza, asegura que están a favor de las terrazas pero cree fundamental una reducción en las zonas en las que se dificulta el paso de los peatones y más en el caso de ir en silla de ruedas o llevar un carrito de bebé. Considera que la mayor parte de las ciudades españolas sufren un exceso de ocupación de vía pública por parte de terrazas y un exceso de ruido que dificulta el descanso de los vecinos.